¿Se imagina cuanto podría ayudarle resultar creíble con su forma de hablar? Para  prosperar en su trabajo o para conseguir uno, en un examen oral, en una relación de pareja, con los amigos o en las reuniones familiares. Todos los órdenes de la vida se pueden ver mejorados porque además, y ligado a parecer creíbles, está el convencer de nuestra opinión. En definitiva: indudables ventajas. Y es que como veíamos en artículos pasados hay 3 elementos importantes: en cómo decimos los argumentos ( http://bit.ly/2VHEL8N ), nuestro lenguaje no verbal ( https://goo.gl/nSYAdT) y la capacidad para conectar y conmover al interlocutor aprendiendo también a modular nuestra voz.

Expertos en dicción han dedicado numerosos esfuerzos en analizar cómo la combinación de las 5 cualidades de la voz nos ayuda a ese objetivo, y los resultados que han obtenido son:

1)     En cuanto a la intensidad de la voz, esto es, el volumen con el que hablamos, un volumen bajo transmite tristeza, abatimiento, depresión. Los que hablan alto sin embargo transmiten energía y eso se valora de forma más positiva. Teniendo en cuenta que es un continuo cuyos polos serían hablar alto o hablar bajo, sin llegar al límite de gritar, las personas que hablan tendiendo a alto se perciben más creíbles.

2)     El tono, de nuevo en el continuo compuesto por los extremos agudo/grave, se ha comprobado cómo las personas cuyos tonos son más graves se perciben más atractivas y creíbles.

3)     En relación al tono aparece la entonación,  que sería el conjunto de las tonalidades expresadas en el discurso que puede ser uniforme o cambiante. Sabemos que se capta más la atención cuando el discurso no es monótono pero el orden que debe llevar es de agudo a grave, porque si se invierte la sucesión en la variación del tono y se acaba en agudo parece que el concepto a expresar queda suspendido en el aire, sin sostén. Al igual que debemos evitar la sucesión de tonalidades: agudo-grave-agudo-grave porque sería una entonación similar al “hablar cantando” que tampoco beneficia.

4)     El timbre que se refiere al sonido de nuestra voz, que surge de la combinación de la posición de la boca, la nariz y la lengua. Dentro del timbre solo podemos intervenir sobre la posición cerrada o abierta modulando la apertura de la boca y se ha comprobado que es la abierta la que más ayuda a convencer.

5)     Duración referida a la rapidez del lenguaje, si hablamos rápido o lento. Como sucede en el resto de casos, ninguna posición extrema es adecuada pero sí que la tendencia es a que las personas que hablan algo más rápido tienden a parecer más inteligentes, atractivas y creíbles.

Al final cómo hablamos, no es más que un reflejo de nuestra personalidad y hay rasgos de personalidad que generan más confianza. Y no es necesario cambiar la personalidad para obtener buenos resultados en la interacción con el otro, a veces entrenando aspectos como el que hoy analizamos somos capaces de influir en la manera en la que nos perciben los demás.

Psicóloga en Cáceres. Tratamiento de habilidades sociales y comunicación. Dra. Aurora Gardeta.