Sabemos que las reacciones de nuestro cuerpo y nuestra mente mantienen un trato bidireccional: si no descansamos bien nuestro estado de ánimo se ve afectado y si no tenemos equilibrada nuestra mente, se alteran nuestros ritmos de sueño.

Las dificultades pueden aparecer por insomnio de conciliación (cuando nos cuesta dormir) o de mantenimiento (si aparecen despertares recurrentes) o bien por lo contrario, es decir, por un exceso de horas de sueño o deseo de permanecer dormido el máximo tiempo posible (hipersomnia).

Normalmente cuando esto sucede, tiene que ver o con preocupaciones o ansiedad en el primer caso o con síntomas de tristeza o melancolía en el segundo.