El síndrome de Cotard es un trastorno mental poco frecuente, llamativo y tremendamente espeluznante consistente en la creencia de encontrarse muerto. La primera vez que aparece es en 1880 y desde entonces hasta hoy han sido pocos los casos y estudios respecto del tema.
Las personas que lo sufren están convencidas de su no existencia, de que su cuerpo está putrefacto, o sus órganos han dejado de funcionar. Y ya no solo lo creen sino que actúan como tal, dejando de comer sin la menor sensación de hambre o de moverse. Algunos afirman sentir que están siendo devorados por los gusanos o que perciben el olor que emana de su cuerpo en descomposición.
Este conjunto de delirios corporales y de negación del propio yo da lugar a experiencias de despersonalización, es decir, la sensación de que a pesar de estar rodeados de gente o situaciones que suceden sienten que es como si no las estuvieran vivenciando. Dejan de tener un sentido integrado del yo perdiendo la noción de quiénes son o qué hacen.
Su causa se asocia a alteraciones neurobiológicas del funcionamiento cerebral, en concreto de las regiones encargadas de la conciencia, tal y como muestra la investigación publicada en la revista Cortex, en la que se realizó una prueba de imagen cerebral, PET (tomografía por emisión de positrones), a un paciente afectado por el síndrome.
Como se puede observar en la imagen, al comparar la actividad cerebral de una persona con síndrome de Cotard (a la izquierda) y otra sin él (a la derecha) se econtraron un resultado sorprendente: la actividad de su cerebro era más parecida a la de una persona en estado vegetativo o anestesiada, que la de una persona despierta.
Psicóloga en Cáceres. Terapia presencial y online. Aurora Gardeta.
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