Seguramente alguna vez hayas utilizado de manera coloquial el término clínico paranoia para referirte a la sensación de alguien (o de uno mismo) por el que se interpreta que la intención de otras personas es la de perjudicarnos, o bien porque creemos que hablan mal de nosotros, o porque entendemos que su comportamiento va dirigido a molestarnos  como si el mundo que nos rodea estuviera alineado en contra de uno. Sin embargo, ¿alguna vez te has planteado que pueda existir su antónimo?

Pues bien, este concepto mucho más desconocido se denomina en el argot psicológico como la pronoia, es decir, la percepción de que el mundo “conspira” a favor nuestro.

Así como en la paranoia se siente la amenaza de que los demás pretenden hacernos daño, en la pronoia la sensación es de que algo/alguien nos protege para que las cosas salgan bien.

Si en el mismo día recibes más de una noticia deseada es posible que tengas la dulce experiencia de la pronoia, dándote la explicación de que la suerte está de tu lado.  Y seguramente una vez la sientas, así como sucede con las expectativas, puede aparecer la llamada profecía autocumplida: creer que tenemos suerte nos ayuda a confiar en nuestra capacidad para conseguir los retos y a su vez  aumentar la probabilidad de acercarnos a ellos para realizarlos.

La pronoia es algo así como el optimismo inteligente que puede ser tanto causa como  consecuencia (en el terreno de las emociones las matemáticas son inexactas) del llamado efecto Pigmalión. Así, si nos fijamos en las cualidades positivas de las cosas o personas, las destacamos, seguramente conseguiremos rescatar de los demás o de la realidad que nos acompaña el lado más amable.

Psicólogos en Cáceres. Aurora Gardeta. Terapia online y presencial.