Desde que la investigación genética permite comparar grandes bases de datos y analizar variantes de todo tipo, surgen los debates alrededor de qué es lo que pesa más: ¿lo innato o lo adquirido?

De ahí la confrontación entre las teorías psicológicas frente a teorías biológicas, es decir, ¿somos una pizarra en blanco sin tendencias previas y son las experiencias y el contacto con los demás lo que nos modula? o bien, ¿venimos condicionados nada más nacer y de nuestra naturaleza dependen las cosas que nos suceden y cómo nos van nuestras relaciones?.

Al menos por lo que la investigación viene demostrando, ambas se ven obligadas a compartir un espacio común en el que adquieren su pedazo de protagonismo.

Así ha ocurrido con un reciente estudio de la Escuela de Salud Pública de Yale (EEUU)  que plantea que la felicidad en el matrimonio está condicionada por algunas variantes genéticas.

Tras analizar a 178 matrimonios en las dimensiones satisfacción y seguridad dentro de la relación, encuentran que con independencia de las situaciones vividas entre ambos, el que uno de sus miembros tuviese la variante del receptor de la oxitocina OXTR rs53576 contribuye a ese bienestar.

Su influencia se debe a que esta hormona es responsable de la empatía, de la modulación emocional, de la capacidad para estrechar vínculos y de la creación de apego social y familiar, todos ellos componentes necesarios para que se dé una relación matrimonial satisfactoria.

Los hallazgos encontrados del genotipo fueron modestos por lo que no se trata del único responsable de la felicidad en la pareja ni al contrario, que las parejas que no cuenten con esta dotación no puedan serlo, pero sí que afirman que la correlación de este factor con el bienestar era mayor a otros aspectos analizados.

Psicóloga en Cáceres. Aurora Gardeta. Terapia online y presencial.