No existe un periodo vacacional en nuestro calendario que pueda ser comparable al torbellino emocional desencadenado por las navidades, que no deja indiferente a nadie.

Son las únicas fechas capaces de dividir a la población en prácticamente dos extremos vivenciales: por un lado, aquellos que se entusiasman con ellas por su asociación al disfrute, la alegría y el festejo y por otro lado los que se horrorizan a su llegada.

Lo cierto es que nadie escapa a su presencia porque todo se transforma a su alrededor:  la radio con los villancicos, los stands del supermercado con los turrones, las noticias del telediario, las películas de la tarde,  las luces y adornos de las calles y por supuesto los rituales que le acompañan (las cenas, las uvas, los regalos etc.)

La navidad está si o si y es en parte este CARÁCTER DE OBLIGATORIEDAD  donde radica una de las incomodidades que genera a su paso.

Pero hay más imposiciones que se ponen en juego:  LA EXIGENCIA DE LA FELICIDAD como el único invitado aceptable, lo que hace más difícil sostener sentimientos como la desgana, la tristeza, o la apatía que integramos con naturalidad en nuestra vida cotidiana.

Personas que estén pasando por un momento de dolor o crisis personal se verán más afligidos que de costumbre. Y por descontado y con más razón todavía, lo sufrirán los que atraviesen un duelo pues hay una parte de estas fechas que entraña precisamente ese simbolismo.

La revisión del año que se termina como un proceso de DUELO  (de despedida, de algo que dejamos atrás), genera un espacio propicio para  revivir recuerdos como la ausencia de seres queridos, rupturas sentimentales o la nostalgia del pasado que habitualmente se mantienen en el inconsciente sin molestar demasiado.

Y por último: la PRESIÓN SOCIAL. Las situaciones de cohesión social como las reuniones familiares, las comidas de trabajo, o los brindis con amigos pueden resultar excesivas en estos días sobre todo para aquellas personas acostumbradas a mantenerse en círculos más reducidos.

Psicóloga en Cáceres. Aurora Gardeta. Terapia online y presencial.