¿Tenemos alguna capacidad especial que nos permite anticiparnos a los pensamientos de los demás y saber qué es lo siguiente que van a decir? Veamos un ejemplo. Si estamos en grupo y alguien echa en falta a un miembro que había quedado en llegar  y pregunto: ¿dónde está Juan, no iba a venir? Y alguien contesta: “si pero viene conduciendo y le está costando…” es muy probable que la mayoría de las personas haya sido capaz de adelantarse a la siguiente palabra: aparcar.

¿Cómo es posible que a veces seamos capaces de terminar la frase de nuestro interlocutor si aún no la ha pronunciado? Un equipo de investigadores del centro Vasco del Conocimiento, el Cerebro y el Lenguaje ha descubierto el mecanismo cerebral responsable.

Resulta que cuando escuchamos hablar a los demás o estamos leyendo, se activan en nuestro cerebro dos áreas: una, la encargada de procesar el lenguaje (algo así como el traductor del significado de las palabras, algo evidente para su comprensión) y además (y esto no es tan evidente) la encargada de producirlo, es decir, es sistema que se ocupa de que podamos hablar. Al estar en funcionamiento los dos circuitos cerebrales a la vez, mientras entendemos lo que nos dicen, sin darnos cuenta estamos “generando” lenguaje en nuestra mente de forma automática.

Tener una palabra “preactivada” en nuestra mente, facilita la comprensión e integración del lenguaje. De hecho en algunas ocasiones (como puede suceder en un sitio con mucho ruido) somos capaces de entender a nuestro interlocutor aunque no escuchemos bien toda la conversación gracias a este doble mecanismo;  y la manera  en la que han podido comprobar esta teoría ha sido la siguiente:

Se le pide a un grupo de 60 personas que lea en un ordenador una serie de oraciones en las que tienen que anticipar palabras y se les divide en dos: a 30 de ellos se le dice que a la vez que lea pronuncie una y otra vez la misma sílaba y a los  otros 30 que  emita un ruido.

Como el sistema motor de producción del lenguaje es necesario para la anticipación, al bloquearlo en el primer grupo su rendimiento fue mucho peor que en el segundo, confirmando así el mecanismo por el que predecimos el lenguaje. De manera que el grupo que pronuncia una palabra, al tener su sistema de producción del lenguaje ocupado en ella, la función de recrear palabras en su mente no está funcionando como ocurre con el segundo que no utiliza palabras sino un sonido sin significado.

Psicólogo en Cáceres. Aurora Gardeta. Terapia online y presencial.