“No sé qué me pasa, pero me encuentro mal” es con diferencia la frase más pronunciada en la primera sesión de terapia.
Si tenemos en cuenta que al malestar presente se añade la incomprensión acerca de lo que sucede, terapeuta y paciente se enfrentan a dos problemas: uno, buscar la manera de cambiar ese sufrimiento, y dos, y no menos importante, entender qué está pasando. Y cuando digo no menos importante, quizás debería decir, lo primero de todo, puesto que antes de lidiar con el sufrimiento, tenemos que salvar ese primer paso de la averiguación.
Por suerte, contamos con una técnica tremendamente útil frente a esta situación y muchos pacientes salen aliviados ya desde la primera consulta con su psicóloga, simplemente con esta experiencia:
-¿Ves esa caja de pañuelos? ¿crees que pesa? La respuesta es unánime: – no, no creo que pese. – ¿te importaría levantar el brazo y sostenerla con la palma de tu mano mientras seguimos hablando? Pasados unos minutos, se interrumpe el diálogo con el siguiente testimonio: -ya me pesa, y mucho.
De la misma forma que esa inofensiva caja de pañuelos, aparentemente ligera, ha provocado una fatiga muscular inesperada, ocurre con nuestras experiencias cotidianas: parece que los pequeños detalles por separado que vivimos no “pesan”, sin embargo el acto de “sostenerlos” de forma mantenida en el tiempo generan cargas emocionales importantes.
La mayoría de las veces, no somos conscientes de esas pequeñas cargas que asumimos porque no creemos que puedan afectarnos y tendemos a buscar grandes razones de peso que expliquen nuestro sufrimiento. Pero la realidad es que pocas veces se nos presentan situaciones verdaderamente traumáticas y lo que si sucede sin que nos demos cuenta son esas micro-contribuciones al dolor.
El poder identificarlas y comprender que aquello que pasaba desapercibido a nuestros ojos es la causa de nuestro malestar, genera un alivio casi inmediato. El primer paso ya está dado. Ahora falta, averiguar qué hacer con él.
Psicóloga en Cáceres. Terapia presencial y online. Aurora Gardeta Gómez.
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