Seguro que conocen la expresión  “ir hacia adelante sin mirar a los lados como los burros”, a los que se les ponen anteojeras para que solo miren al frente  (la zanahoria) sin ser conscientes de lo que les rodea o se van encontrando por el camino.

Pues bien, a veces el ser humano no funciona con mucha más inteligencia que ellos cuando caen en la trampa del llamado “costo irrecuperable”.

Me explico. Una vez nos marcamos un objetivo para el que hemos empleado gran cantidad de tiempo y esfuerzo, llega un momento en el que continuamos a pesar de la evidencia en contra. Y es que centramos más la atención en el pasado (lo ya invertido) que en el sentido de la meta futura.

Veamos algunos ejemplos:

Mi negocio da pérdidas, pero con todo lo que he invertido, ya continúo hasta el final.

No estoy bien con mi pareja pero llevamos tanto tiempo juntos que ya no me voy a separar.

No me gusta mi carrera pero si ya he hecho dos años, la termino.

He suspendido 4 veces la oposición pero cómo lo voy a dejar ahora con todo lo que llevo estudiado.

Y así podíamos poner infinidad de testimonios que están a la orden del día y que funcionan como un mecanismo compuesto por 3 factores trampa:

1)      La anticipación del arrepentimiento: creer que lo lamentaré si no continúo.

2)      La terminación del proyecto: si sigo esforzándome lo conseguiré.

3)      La amenaza del ego: si no sigo mi apuesta, pareceré un fracasado.

Seguir invirtiendo tiempo, sudor y sufrimiento cuando podemos dar la vuelta es como seguir conduciendo por un sendero que desemboca en un precipicio simplemente por el hecho de haberlo elegido.

Asumir que lo invertido ya no se puede recuperar pero al menos si se puede cambiar el rumbo para impedir que la pérdida sea aún mayor, es clave para evitarlo.

Con las metas sucede lo mismo que con otros órdenes de la vida: un comportamiento puede ser adecuado a los 5 años pero no por eso lo será a los 15, ni a los 30.

Las decisiones deben revisarse cada cierto tiempo para comprobar si siguen siendo viables, teniendo en cuenta el contexto al que se adhieren, los acontecimientos sucedidos, las nuevas situaciones y sobre todo, la evidencia.

A veces la mejor manera de predecir el futuro es mirando al pasado y aquello que viene dando muestras de no funcionar puede ser un aviso de que hay que rectificar la dirección.

Psicólogos en Cáceres. Aurora Gardeta. Terapia online y presencial.