Se ha hablado mucho acerca de las diferentes emociones que experimenta el ser humano. Algunas teorías categorizan 6 emociones básicas (sorpresa, asco, miedo, alegría, tristeza, ira) y a partir de la combinación de ellas surge el resto, una infinidad de categorías para describir el registro de los sentires que somos capaces de percibir.

Existen incluso una larga clasificación de emociones raras que ni si quiera existen en nuestro idioma sobre la que escribimos hace tiempo. Enlace a artículo  https://goo.gl/1Acou5

Sin embargo no todo el mundo es capaz de distinguirlas con la suficiente sutileza como para reconocer qué les está sucediendo en cada momento. Por ejemplo, en el caso de los hombres es más probable confundir las emociones desagradables (frustración, aflicción, culpa, congoja, tristeza, desconcierto, resignación, etc) con la rabia. Así todas ellas terminan unificadas en un mismo saco a pesar de sus distintos matices, lo que en ocasiones da lugar a una respuesta  unívoca  y por tanto desajustada respecto a su origen real.

El arte de saber detectar qué emoción estamos experimentando en cada momento, ha recibido un nombre: la granularidad. Un término utilizado en informática y ahora en psicología que proporciona una ventaja indudable: ampliar el abanico tanto en la respuesta que le damos como en su interpretación, no solo respecto a nosotros mismos sino también en relación a los demás.

Ser capaces de descifrar lo que nos sucede nos ayuda a comprender lo que nos rodea y responder con inteligencia emocional.

Psicólogos Cáceres. Aurora Gardeta. Terapia online y presencial.