Hace tiempo hablábamos de cómo alguien puede saber si se ha enamorado de un psicópata (http://bit.ly/2QaQp99) atendiendo a los rasgos de personalidad que ellos presentan y desmontando las creencias erróneas acerca de su “apariencia monstruosa” cuando en realidad sucede todo lo contrario: se trata de personas encantadoras y seductoras por naturaleza.

Pues bien, hoy nos centramos en la otra parte de la ecuación: cómo saber si estás con un psicópata por el efecto que produce en la víctima.

Es lo que se ha llamado Gaslighting inspirado en la clásica película  de los años 40 “Luz de gas” en la que un hombre hace creer a su esposa que está loca bajando el gas que alumbra las habitaciones o caminando a escondidas por el desván.

Se trata del devastador patrón de manipulación emocional en la que la persona que lo sufre duda de su propia percepción y se plantea estar perdiendo la cordura.

Algunas estrategias utilizadas son por ejemplo el negar que algo que han vivido juntos haya sucedido o al contrario, mienten acerca de un hecho que nunca tuvo lugar pero con tanto convencimiento que siembran la duda: “¿Cómo va a inventarse algo así?, no tiene sentido, será que me falla la memoria.”

Otra de ellas puede ser el tener un comportamiento desconsiderado como no acudir a una cita acordada devaluando el enfado producido (“es que eres muy sensible”) que más tarde acompañan con alguna efusiva demostración de amor.

Frente a la lectura que la víctima podría hacer de “no le importo” viene la vacilación: “si luego tiene detalles muy buenos, ¿seré yo la que saco las cosas de quicio?”

Pero como todo sucede de forma progresiva es más complicado verlo. La primera etapa de la relación se basa en la admiración: el maltratador envuelve con halagos a la pareja haciéndola sentir única y verdaderamente amada. Así se asegura mantenerla cuando lleguen el resto de etapas evitando que la víctima escape a tiempo de la relación de tortura bajo la desesperada intención de arreglar las cosas y volver a esa dulce luna de miel que vivieron.

La segunda fase llega con la devaluación: por un lado aparecen reproches del tipo: “has arruinado una velada tan maravillosa con tus inseguridades” al tiempo que menosprecian su valía: “eres una mujer fabulosa si no fuera por …”-una larga lista de defectos- . De forma directa o sutil se encargan de transmitir la idea de que “eres fácilmente reemplazable y hay muchas mujeres que quieren estar conmigo.”

En este momento la víctima siente que debe permanecer a su lado: “es un hombre maravilloso y me ha elegido a mí. Tengo que ser más comprensiva”.

Sin embargo  no hay nada que puedan hacer porque una vez entran en el juego solo existe una posibilidad: perder. En la última etapa llega finalmente el descarte: desechan a la víctima rota en mil pedazos por alguien a quien idealizar para comenzar de nuevo y repetir el círculo.

Psicóloga en Cáceres. Terapia de pareja. Dra. Aurora Gardeta Gómez.