¿Estás nerviosa? ¿Tienes un estado de alerta constante? ¿Te asustas con facilidad? ¿Te cuesta estar parada? ¿Tienes dificultad para concentrarte en una tarea y tratas de abarcar varias cosas a la vez? Si te sientes identificada es posible que estés viviendo el síndrome de las madres inquietas. No se trata de ningún trastorno clasificado ni siquiera la literatura científica lo recoge como tal, pero la realidad es que muchas madres, fundamentalmente primerizas y con hijos todavía lactantes lo sufren. Todavía con más probabilidad si concilian su maternidad con un trabajo, y aún más, si cuentan con poca ayuda para los cuidados del bebé.

Se trata de un mecanismo de protección innato frente a la “indefensión” de los hijos, que mantiene activados los sistemas de alarma de las madres aun en los momentos en los que no existe ningún peligro o tarea frente a la que reaccionar. Es lógico pensar que en los momentos en que es necesario cubrir una necesidad primordial del  niño, haya una reacción inmediata, sin embargo este no es el caso al que nos referimos. Incluso en los momentos en los que el niño está plenamente saciado, tranquilo o simplemente dormido, las madres son incapaces de sentarse a descansar y necesitan realizar todo tipo de actividades sean del tipo que sean, con tal de no estar pasivas. A pesar de acumular grandes dosis de cansancio, puesto que esta actividad frenética es un plus de desgaste físico y psíquico, no pueden o no conciben la tranquilidad como un estado asumible.

Psicóloga en Cáceres. Terapia online. Aurora Gardeta Gómez