Mi cuerpo es como un pequeño hotel en el que, asiduamente, vienen a hospedarse las distintas emociones. En ocasiones, hay overbooking, en el mismo día, llegan tristeza, alegría y rabia y se juntan todas en la recepción, a la misma hora, pidiendo hacer el check-in.

Yo trabajo en ese hotel, allí hago de botones. Llevo a cada una a su lugar, con su equipaje, acompañándola en el ascensor: “venga conmigo señora tristeza, le acompañaré a su habitación”. Aunque en realidad pienso “¿Cuántos días pensará quedarse?”

En la boca del estómago hay una habitación, hay una pequeña puerta en la que pone “Tristeza: el lugar en el que están las cosas importantes y las pérdidas”. Cuando la puerta se abre, un tinte oscuro cubre todo el hotel, es como si todo perdiese el color y se quedara en escala de grises. Esto afecta a todas las estancias del hotel, los ojos se cristalizan, la boca pierde su expresión, las piernas se debilitan.

En los brazos y en la dentadura hay dos puertas de entrada (que curioso) a otra habitación. En la puerta pone “Rabia y enfado: el lugar en el que se marcan los límites”.

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Así nos explica César Piqueras con una preciosa alegoría el retrato de las tan presentes como temidas EMOCIONES. Hasta los más habituados a comunicarnos con ellas tenemos la tentación de ignorar ese pellizco que retuerce la boca del estómago cuando nos dan una mala noticia. Sin embargo sabemos que la mejor receta para combatir las emociones dolorosas es no luchar contra ellas y dejarlas pasar aunque nos resulten invitadas desagradables.

Puesto que en el hotel de las emociones no existe el derecho de admisión, como mucho lo que podemos hacer es elegir alojarlas en una habitación apartada para que no interfieran en el ritmo de las otras: así, la alegría, la vitalidad, la ilusión pueden disfrutar de su estancia “ajenas” a la presencia del miedo, la tristeza o la rabia. Que convivan no significa que se enfrenten, ni son  excluyentes. Todas pueden estar y la clave es que cada una ocupe su espacio sin invadirlo todo.

Psicóloga en Cáceres. Aurora Gardeta. Terapia online y presencial