Piensen por un momento en la imagen de un asesino, ¿cómo es? Seguramente la asociación automática que ha generado su mente  es la de un adulto, de mediana edad, y con mucha probabilidad, del género masculino.

Pues bien, la historia que les voy a contar está basada en un caso real de una niña de tan solo 6 años que conmocionó a la opinión pública.

Beth ha estado a punto de matar a su hermano a sangre fría en varias ocasiones. En una de ellas le golpeó repetidas veces la cabeza de manera brutal contra el suelo hasta que su madre llegó para impedir el fatal desenlace. En otro momento, robó de la cocina de casa varios cuchillos con la intención de apuñalar a sus padres adoptivos y su hermano. Torturaba con alfileres a varios  animales, a los que en algún caso les dio muerte. Sus padres tuvieron que encerrarla bajo llave en su habitación por las noches para evitar que cometiera alguna atrocidad. Pero no solo trataba de hacer daño a los demás, sino también a sí misma. Beth se masturbaba salvajemente provocándose sangre en la vagina y quedándose la piel en carne viva, tal y como ella misma había sufrido por los abusos sexuales cometidos por su padre biológico tras la muerte de su madre. A pesar de la crueldad del relato, Beth no es más que el juguete roto de una infancia plagada de maltratos que generaron en ella duras secuelas.

En la grabación de las sesiones con su psicólogo, mientras reconocía abiertamente sus deseos de dañar a los demás, tras un aparente rostro angelical,  se percibe el esbozo de una sonrisa perversa que pone los pelos de punta. Cuando inició su terapia carecía de la más mínima capacidad para empatizar, sentir amor o compasión. Los niños que como ella han sufrido abusos en su infancia terminan creyendo que son unos monstruos y confirman  su propia expectativa con sus comportamientos.

Beth fue internada en un centro especializado para niños con graves trastornos mentales donde iniciaron un plan de estricta educación bajo el control y la supervisión de cada uno de sus pasos. Le enseñaron a obedecer, pero sobre todo, le ayudaron a construir su autoestima, a crear la idea de que podía ser buena, en definitiva, de que puede amar y ser amada.

Enlace al video documental del caso de Beth.

https://www.youtube.com/watch?v=-WOkND4CScw

 

Psicóloga en Cáceres y Salamanca. Aurora Gardeta