Permanentemente estamos tomando decisiones en nuestro día a día sin ser conscientes de ello: desde ¿qué es lo primero que hago al levantarme? hasta ¿cómo saludo cuando llego al trabajo? Y a pesar de que cada una de esas pequeñas decisiones van configurando nuestra vida, no reparamos en ellas.

Sin embargo es otro tipo de preguntas el que ocupa nuestra mente y sobre las que nos detenemos en seco cuando toca decidir: ¿qué carrera elijo? ¿debo dejar mi trabajo? ¿sigo con mi relación de pareja? ¿quiero ser madre?

¿Por qué nos bloqueamos frente a algunas decisiones?

Más allá de la repercusión que pueda tener cómo la respondamos, lo que verdaderamente genera bloqueo  a la hora de decidir es la llamada visión de futuro. Me explico: cuando tratamos de dar respuesta a esta u otras preguntas, lo hacemos en función de cómo creemos que nos podemos sentir en el futuro, pero sobre todo tememos arrepentirnos de no escoger bien.

Esta visión de futuro nos inserta en un bucle sin salida porque pretendemos estar completamente seguros cuando es imposible tener certezas: NO SE SABE QUÉ SUCEDERÁ ni sabemos si nos vamos a equivocar.

¿Y si me arrepiento?

Siguiendo uno de los ejemplos anteriores, supongamos que decido dejar mi trabajo y cuando pasa el tiempo no me siento cómoda con la decisión que tomé. ¿Cómo lo gestiono?

Primero, tomando conciencia que aunque la opción elegida no me hace sentir bien, eso no implica que la contraria me hubiese hecho sentir mejor. Nunca sabré qué habría sucedido si hubiese elegido la opción alternativa (si me habría hecho más feliz continuar con mi trabajo).

Y segundo, no reprocharme haber tomado una decisión “equivocada” porque mi yo del pasado no tenía la información con la que cuento ahora (mi yo del futuro) que ya ha explorado el camino. Pero si puedo tomar consciencia que cuando decidí lo hice con la lógica de ese momento: valorando los datos que tenía entonces.

¿Qué hago para decidir?

La solución para poder escoger es la de valorar los elementos con los que contamos actualmente haciendo un ejercicio reflexivo acerca de la información que tengo, cómo me hace sentir, y  qué me motiva aquí y ahora.

Asumir que hagamos lo que hagamos corremos el riesgo de equivocarnos porque no conocemos el futuro, nos ayuda a colocarnos en el lugar que corresponde: el presente, el único que puede orientarnos.

Psicólogos en Cáceres. Aurora Gardeta Gómez. Terapia online y presencial.