¿Sientes apatía? ¿Mal humor? ¿Cansancio? ¿Te cuesta concentrarte en el trabajo? ¿Piensas con más frecuencia de lo habitual en el momento de tener vacaciones?

Seguramente hayas sentido uno o varios de estos síntomas con la llegada del verano. Y es que los estudios comprueban que el calor altera nuestro cerebro de muchas maneras.

Estar sometidos varios días a temperaturas por encima de los 26 grados hace que el rendimiento intelectual disminuya considerablemente, algo que casi todos hemos experimentado. No es casualidad que la mayoría de los españoles elijan el periodo de más calor para sus vacaciones y que los cursos académicos finalicen en estas fechas.

En el caso de los niños, aunque su comprensión lectora no se ve alterada si lo hacen sus resultados en las pruebas relacionadas con  las matemáticas y por supuesto, los adultos no estamos exentos del mismo resultado.

Por el contrario, las bajas temperaturas o las lluvias fomentan una mayor productividad de los trabajadores, siendo más capaces de mantener la atención centrada en sus tareas que en los días soleados tal y como muestra una investigación realizada por la Escuela de Negocios de Harvard.

Cuando el termómetro sube es más probable que pensemos en actividades de ocio que en las responsabilidades que nos atañen y por tanto el esfuerzo de mantenernos concentrados genera un desgaste mayor que en otras épocas del año, generando sensación de cansancio y agotamiento mental.

Además de estos hallazgos se ha comprobado que el calor también contribuye a la agresividad. Somos más proclives al enfado y discusiones en estas fechas, que repercute incluso en nuestra manera de conducir.

Las estadísticas muestran que en los meses de verano aumentan los actos delictivos y los accidentes de tráfico, aunque afortunadamente se trata de síntomas pasajeros y reversibles.

Psicólogo Cáceres. Aurora Gardeta. Terapia presencial y online.