Pocos sentimientos son tan poderosos como el amor, potente generador del entusiasmo más vigoroso y a la vez causante del dolor más profundo.

Tanto es así que el llamado “mal de amores” podría incluirse en los manuales diagnósticos, cumpliendo los criterios de un trastorno más y tener la misma consideración de la que goza la ansiedad en las bajas laborales.

Y es que cuando decimos que “tenemos a alguien en la cabeza”, además del sentido figurado, las nuevas técnicas de neuroimagen desvelan el sentido literal: el enamorado “se ubica” en el núcleo accumbens del encéfalo.

Otra de las expresiones coloquiales que usamos para referirnos al amor, cuando decimos “me siento enganchado a…” también nos habla de su correlato bioquímico. Resulta  que los neurotransmisores implicados en el amor, como la  serotonina o la oxitocina, que dan lugar a la alegría, excitación y placer, son los mismos producidos por el consumo de drogas. Y al igual que sucede con éstas,  genera adicción durante su “consumo” y  síndrome de abstinencia frente a la “retirada”.

Otra expresión sobre el amor que tampoco es casual: “la de volverse loco”. Si comparamos el cerebro de un enamorado y el de un psicótico a través de una resonancia magnética, observamos que son las mismas áreas cerebrales las que aparecen activadas en unos y en otros. Es por eso que en los primeros momentos de una relación deformamos la realidad cual esquizofrénico en pleno brote.

Y así, deliramos percibiendo una barriguita adorable en lo que más tarde nos parece un sobrepeso, o entendemos  graciosas peculiaridades del otro que con el tiempo resultan ser manías insoportables.

Pero distorsionar la realidad no es lo único que le pasa al enamorado. ¿Conocen la expresión: “morir de amor”? De nuevo cuenta con el respaldo de la biología. En la amígdala,  hormonas como la dopamina  reducen la activación de los circuitos cerebrales vinculados al miedo, afectando a nuestro instinto de supervivencia. ¿Cuántas veces no se han visto sorprendidos cruzando la calle con el semáforo en rojo porque estaban enamorados?

Pero no se inquieten.  Nuestro sabio organismo no solo genera anticuerpos para protegernos de las enfermedades.  También actúa sobre el enamoramiento defendiéndonos de él en un alarde de velar por nuestra seguridad frente a semejante ensalada de alteraciones.

Disfruten mientras puedan pues este viaje a la locura transitoria tiene billete de vuelta en unos pocos meses.

Psicóloga en Cáceres y Salamanca. Aurora Gardeta.