Un estudio realizado por el instituto tecnológico de Boston (MIT) desvela que la dinámica del sistema educativo actual está aún muy lejos de estimular nuestro cerebro para el aprendizaje.

Tras monitorizar la actividad cerebral de un alumno universitario durante una semana,  encontraron un hallazgo desolador: la actividad de su cerebro atendiendo una clase era escasa o nula, asemejándose a la que tenemos mientras vemos la televisión.

Y es que resulta que el formato de “las clases magistrales”, las más comunes entre nuestros docentes, destierra a los alumnos (y a sus cerebros) a la pasividad, cuando lo que necesitamos para aprender es  “motivarnos”.

En la medida en la que avanzamos en el ámbito académico (primaria, secundaria, bachillerato, universidad), el porcentaje del aprendizaje que se transmite de forma verbal va siendo cada vez mayor, y esta forma solo estimula nuestro hemisferio cerebral izquierdo, quedando desatendida la mitad de nuestra capacidad mental. Sin embargo, para asimilar conocimientos nuevos, es nuestro hemisferio cerebral derecho, encargado de la creatividad, el más implicado.

La nueva línea de enseñanza, la neurodidáctica, plantea un cambio en el paradigma apostando por estimular el hemisferio derecho, a sabiendas de que no importa cuántas palabras escuchemos, lo que importa es que nos lleguen (tal y como planteábamos en el artículo: la esencia de las cosas:  https://goo.gl/T0W9v3).

Por tanto aprendemos más aquello que nos implica, que nos hace partícipes, como por ejemplo, llegar a un conocimiento a través de preguntas, buscando explicaciones, en definitiva, explorando activamente en vez de recibiendo desde la pasividad.

También sabemos que nuestro cerebro social aprende más en la colaboración con otros que en la soledad del que escucha al maestro, otro de los aspectos a cambiar.

Y por último, estimular más canales sensitivos, aparte del auditivo, es aprovechar otras vías de integración de la información, como es el uso de soportes visuales.

 

Psicóloga en Cáceres y Salamanca. Aurora Gardeta.