¿Se ha preguntado cuánto de su autoestima depende de cómo le vean los demás? ¿sería capaz de verse como un ser superior, actuando como tal si así se lo inculcan?

Jane Elliot se planteó un controvertido experimento que demostraba los efectos devastadores de la discriminación frente al sentido de la superioridad, haciendo creer a un grupo de niños de la misma clase, compañeros y amigos previamente, que aquellos que tenían ojos azules eran más inteligentes que los de ojos marrones. En palabras de la autora: “he observado como en 15 minutos niños maravillosos, cooperativos, estupendos, y considerados, se han vuelto horribles, perversos y discriminadores”. Estos niños empezaron a someter a los de los ojos marrones, humillándolos y aislándolos por su supuesta condición de inferioridad, obteniendo ellos mejores rendimientos una vez tienen la expectativa sobre ellos mismos de mayor competencia.

Este experimento ha sido replicado en numerosos contextos dando lugar al mismo resultado: cómo nos vean los demás influye en nuestra visión de nosotros mismos y modula nuestro comportamiento.

El ser humano es un ser social que se construye y destruye en interacción con  su grupo de referencia, las personas que le rodean, y sobre todo con aquellas personas a las que estiman o atribuyen un valor.

Aunque parte de los valores que defendemos se relacionen con nuestra personalidad, otra gran parte está relacionada con la información que recibimos del exterior, condicionando  opiniones que más tarde asumimos como propias.

Si quieres ver el experimento, clica en el enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=C0OQbpYJez4

Psicóloga en Cáceres y Salamanca. Aurora Gardeta.