¿Qué porcentaje de la comunicación crees que corresponde al lenguaje no verbal, es decir, a lo que expresas y te expresan a través de los gestos, postura, ojos, cuerpo…?

Durante toda nuestra vida nos han enseñado a cultivar la expresión verbal. La misma que entrenamos con ahínco cuando se trata realizar una exposición en público,  cuando nos enfrentamos a una entrevista de trabajo o cuando nos disponemos a transmitir cualquier opinión tanto en lo personal como en lo profesional.

Pues bien, los investigadores han estimado que entre el 60 y el 75% de lo que comunicamos proviene del lenguaje no verbal y sin embargo, la mayor parte de la población desconoce sus entresijos. Por tanto, ser capaz  de identificar sus señales, que de manera inconsciente nos influyen y descubren mensajes velados (lo no dicho pero sentido o pensado), nos proporciona una importante ventaja en el manejo de nuestra comunicación y sobre todo, en la interpretación de la de los demás.

Supongamos que estamos en una reunión de trabajo y queremos descubrir qué hay detrás de una propuesta. Fíjense en las manos de quien habla. Si su disposición aparece en forma de cúpula (sin tapar la cara) está decidido y seguro de lo que nos cuenta. Sin embargo si las esconde, duden de su testimonio porque probablemente quiere engañarnos. O si las palmas de las manos  las coloca completamente giradas hacia arriba, pretende demostrar inocencia y honestidad (cuando no tiene ni lo uno ni lo otro).

Y al contrario. Cuando somos nosotros los que tenemos que convencer, si su interlocutor les habla inclinándose ligeramente hacia adelante, le interesa su propuesta. Pero si entre cruza los tobillos, todavía no le ha convencido.

En cuanto a la postura, los hombres y mujeres difieren. Mientras ellas siempre prefieren hablar de frente, en el caso masculino esa postura suele darse en situación hostil pues lo más frecuente en ellos es ponerse de lado en las conversaciones relajadas.

¿Y en cuanto a la personalidad? También podemos valorarla en detalles como el caminar. Aquellos que caminan con las palmas de las manos hacia atrás son tímidos y reservados, además de silenciosos. Por el contrario, cuanto más sonoro es el  golpe del paso al caminar, más  dominante es la personalidad. Al igual que sucede con la separación del brazo respecto del cuerpo en una persona que habla por teléfono. A mayor separación, más extroversión.

Y para terminar, ¿cómo saber cuándo le gustamos a alguien?

No se fijen en la posición de la cabeza cuando la otra persona les mire. Es el torso y su orientación el que indica el interés. Estén atentos también a sus piernas porque cuando tenemos alguien sentado al lado, cruzar la pierna contraria  por encima es señal de sintonía. Al igual que sucede con los ojos. Cuando le gusta a alguien le hablará mirando al triangulo ojos-boca (sino solo mirará sus ojos).

Y un último consejo. ¿Les suena el gesto femenino de jugar con su pelo cuando está flirteando? Pues más que una señal de interés para ellos (que también), es un recurso para ellas, ya que funciona como un potente captador de la atención de un hombre el que la mujer se toque discretamente.

   Psicóloga en Cáceres y Salamanca. Aurora Gardeta.