El que no tiene dificultades conyugales o está viudo o está soltero. Las discusiones dentro de cualquier relación son inherentes a la condición humana. Máxime teniendo en cuenta que en las relaciones de pareja, la convivencia es un escenario de unión pero también lo es de conflicto.

¿Cómo manejarlas de la manera más útil para reforzar el vínculo con solo 7 estrategias?

1.      Razonamiento: una buena manera de desactivar el enfado de nuestra pareja es utilizando razonamientos lógicos del por qué del comportamiento que le ha molestado, de manera sincera y reflexiva. Por ejemplo frente a un reproche del tipo: por qué hiciste/dijiste/ … nunca contestar “porque sí”. Los monosílabos son el peor enemigo de las parejas, cerrando la vía a cualquier esperanza de consenso o comprensión.

2.      No atacar: Un error muy común en las discusiones de pareja es defender nuestra postura aludiendo a lo que el otro hace o deja de hacer. La mejor defensa, no es un buen ataque, sino un buen argumento.

3.      Más presente y menos pasado. No es necesario apelar a situaciones vividas en el pasado en forma de reproche para resolver un conflicto presente. La felicidad en la pareja consiste en tener buena salud y mala memoria.

4.      Criticismo: expresar las quejas en forma de deseo y no como una crítica a la personalidad del otro. Por ejemplo: me gustaría que recogieras el salón después de comer, en vez de decir: es que eres muy desordenado.

5.      Clarificar el conflicto: a veces las quejas que se verbalizan no corresponden a la razón del enfado, son solo la punta del iceberg. Una buena forma de identificar cuándo esto sucede es en el momento que sentimos que el enfado de la pareja es desproporcionado al hecho al que se remite. Supongamos que la pareja se enfada porque no le habíamos dicho que tal día tenemos una cita médica. Aparentemente no es razón para enfadarse. Buscar la razón que motiva el enfado (por ejemplo, siento que no me cuentas las cosas que haces) es imprescindible para solucionar el problema.

6.      Establecer objetivos concretos y medibles. Si lo que pretendo de mi pareja es que sea más comunicativo, ese objetivo abstracto es necesario reconvertirlo en un objetivo concreto y medible del tipo: me gustaría que cuando llegaras del trabajo me contaras cómo te ha ido el día.

7.      Buscar alianzas: una vez se establece el foco de conflicto a cambiar (supongamos: que le pido a mi pareja que sea más comunicativo) preguntarle de qué manera le puedo ayudar a conseguir el objetivo (por ejemplo: para coger la rutina de comunicación, cuando vuelvas a casa te preguntaré cómo te ha ido el día). Es una buena forma para comprometer a los dos miembros en alianza, siendo éste formato más efectivo que pedir esfuerzos de manera unilateral.

Psicóloga en Cáceres y Salamanca. Aurora Gardeta.