Una gran cantidad de dolencias físicas comparten sintomatología tanto con enfermedades de origen médico como con aquellas que tienen origen psicológico-emocional, también llamados síntomas psicosomáticos. Por ejemplo, las taquicardias pueden deberse a un problema cardíaco o tratarse de una manifestación de ansiedad; un exceso de cansancio o apatía puede relacionarse con un problema hormonal o ser consecuencia de  una intensa tristeza; un dolor de cabeza como expresión de un problema neurológico o como síntoma de preocupación, etc.

Una forma fácil de poder distinguir a qué origen corresponde nuestra dolencia y por tanto saber si es necesario acudir a un médico o a un psicólogo, es respondiéndonos a tres preguntas:

¿Cuándo aparece?

Si se trata de un problema psicológico, el dolor suele aparecer en situaciones concretas, como sería el caso de un dolor de cabeza después de una discusión, mientras que si la causa es médica, la molestia suele aparecer de manera continua y no relacionada con situaciones emocionales difíciles.

¿Dónde aparece?

Normalmente cuando tenemos un problema médico, el síntoma siempre es el mismo, es identificable y además es constante. Cuando el dolor es difuso (no ubicamos concretamente qué es lo que nos duele) y  además es cambiante (a veces se presenta como dolor de cabeza, otras de estómago, otras de malestar general) puede deberse a una causa psicológica.

¿Cuánto dura?

Si se trata de un problema médico, lo previsible es que a menos que tengamos un tratamiento para la dolencia, el dolor se mantenga a lo largo del tiempo. En el caso de los problemas psicológicos, el dolor aparece y desaparece a temporadas, o bien permanece ausente al desaparecer el estresor psicológico que lo ha causado.

 

Psicóloga en Cáceres y Salamanca. Aurora Gardeta.