Las fobias son miedos irracionales frente a estímulos que no comportan ningún riesgo para la persona. Existe una innumerable lista: situacionales (hablar en público, a volar, comer delante de gente) a animales (perros, arañas, palomas, cucharachas), a lugares (espacios abiertos, espacios cerrados, sitios con mucha gente)  a elementos (la sangre, tormentas, ruidos), etc.

Exceptuando la hemofobia (miedo a la sangre o a las jeringuillas) que cursa con una pérdida del tono muscular (los músculos del cuerpo pierden tensión pudiendo provocar desmayo), el resto de fobias generan una activación del sistema nervioso: se acelera la respiración, la frecuencia cardíaca, puede aparecer el rubor facial, temblores, visión borrosa, etc.

Teniendo en común la ansiedad como síntoma base sea cual sea su expresión, las técnicas de relajación son el agente auxiliar para frenar la escalada de angustia, como por ejemplo, mantener la respiración controlada con ejercicios de respiración diafragmática.

Otro método eficaz empleado para la superación de las fobias es la llamada distracción cognitiva, esto es, un ejercicio que permite desplazar la atención de la angustia a cualquier actividad que requiera de esfuerzo mental, como puede ser el contar para atrás de 3 en 3 desde 240.

Y por último, la técnica estrella en psicología, utilizada para casi todo y aplicable a casi cualquiera: la desensibilización sistemática, que consiste en ir progresivamente acercándose al estímulo fóbico empezando por aquello que menos angustia genera (supongamos en el caso de los perros podría ser visualizando videos en los que aparezcan) y una vez desensibilizado ese estímulo (es decir, una vez deje de causar angustia) pasar al siguiente escalón (supongamos permanecer delante de un  perro que está a 40 metros, después a 30…) hasta llegar a superar el miedo.

Psicóloga en Cáceres y Salamanca. Aurora Gardeta.