Partiendo de las investigaciones Catell, se ha planteado que la personalidad está constituida por 5 factores fundamentales, la llamada teoría del big five o modelo de los 5 rasgos, que modulan nuestra manera de relacionarnos, sentir y reaccionar frente al ambiente que nos rodea. Cada uno de los rasgos es entendido como un continuo, donde cada persona se sitúa (satura) en un factor determinado que cuenta con su extremo opuesto: la estabilidad emocional tiene su extremo contrario en el neuroticismo, la extroversión en la introversión, representando así toda la variabilidad interindividual.
Los factores son:
Factor 0: apertura a la experiencia: consiste en la tendencia de una persona a vivir y buscar situaciones diferentes, saliendo de su zona de confort. Prefieren la novedad a lo familiar, cuentan con una buena capacidad para adaptarse a los cambios, tienen grandes intereses culturales y lo complejo no les asusta. Suelen ser personas creativas, imaginativas y poco ceñidas a los patrones convencionales. Desde el punto de vista profesional, eligen trabajos relacionados con la estética o el arte. A un nivel relacional, son personas románticas y soñadoras.
Factor C: responsabilidad: define las características de personalidad más relacionadas con el orden, la estructura y la consecución de objetivos. Es más esperable encontrarlos en profesiones relacionadas con las ciencias (la ingeniería o las matemáticas). En el plano de la intimidad, suelen ser personas más racionales que emocionales, poco impulsivas, y rectas.
Factor E: extraversión: personas dirigidas al exterior, al contacto social, que disfrutan de la compañía de los otros y que cuentan con facilidad para comunicarse. Disfrutan de los ambientes familiares y probablemente eligen actividades laborales que impliquen el elemento social: las humanidades, las relaciones públicas, etc. En un ámbito más vincular, tienden a buscar sentirse acompañados.
Factor A: amabilidad: este rasgo viene representado por la sensibilidad y la capacidad para ponerse en el lugar del otro. Son personas cercanas, cuidadosas en el trato, respetuosas y siempre disponibles para ayudar a los demás. Con frecuencia eligen profesiones relacionadas con el cuidar a los que lo necesitan y se involucran en actividades altruistas. En las relaciones sentimentales son tolerantes y afectivas.
Factor N: estabilidad emocional: es el representante de la tranquilidad, la capacidad para gestionar las emociones que sin llegar a ser fríos, manejan sus estados de ánimo de manera adaptativa. Suelen ser personas satisfechas con sus elecciones personales y laborales aunque no hay un patrón concreto.
Psicóloga en Cáceres y Salamanca. Aurora Gardeta.
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